La visita obligada en Martinica
Todos los paraísos son jardines, y no es casualidad que una visita al Jardin de Balata sea una experiencia mágica que deja en el visitante sensaciones asombrosas. Fue en 1982 cuando Jean-Philippe Thoze, horticultor, paisajista y artista de corazón, regresó a la casa de su infancia , la casa de estilo criollo de sus abuelos. Allí nació su pasión por la botánica, una pasión que le llevó a recorrer los cuatro puntos cardinales. El jardín, organizado en torno a lacasa familiar de arquitectura típica criolla, es el fruto de una alquimia perfecta entre el retorno a sus raíces y un artista atípico.